LA ETERNA BAILARINA
LA DANZA DEL AGUA
Desde niña, Sara había soñado con ser bailarina, pero no una cualquiera, sino la mejor del mundo. Desde muy pequeña comenzó a prepararse para ir mejorando día a día. Su obsesión era tal que cuando salía del colegio lo único que hacía era ensayar y ensayar, apenas jugaba con sus amigas.
Así fue creciendo y preparándose para su gran sueño, ser la mejor bailarina, sin darse cuenta de que poco a poco iba quedándose sin amigas y que su obsesión por ser la mejor bailarina del mundo, la estaba dejando sola, ya que todas las personas que conocía y había a su alrededor se acababan aburriendo porque nunca les hacía caso, pues estaba ensayando.
Tan grande era el amor que Sara le tenía a la danza, que, simplemente, quiso dedicarse a ello, lo que le dio muchas amigas, pero con el paso del tiempo se acabaron convirtiendo en enemigas, ya que, Sara, al querer alcanzar la cima, iba pisando a todas aquellas personas que habían estado a su lado solo para llegar a lo más alto.
Gracias a todo el esfuerzo que la chica empeñó para conseguir su sueño, entró en uno de los conservatorios de danza más prestigiosos de toda España, e incluso del mundo.
Fue rechazando gente, amigas, parejas, e incluso a su propia familia, solo para dedicarse única y exclusivamente a la danza.
La danza, claro, le dio mucho éxito, alegrías, fama y, por supuesto, fortuna, pero Sara conforme iban pasando los años, se fue dando cuenta de que cuando tenía un mal día no había nadie allí para darle su hombro, cuando tenía un buen día, tampoco había nadie a quien contarle todo aquello que le había ocurrido.
Y se dio cuenta que por mucho que te guste una cosa, tal como ella amaba a la danza, no puedes rechazar a tener una vida más allá del baile, de los escenarios, de los trajes, y todo lo que la danza conlleva, pues detrás del escenario siempre hay una vida propia, detrás de una bailarina , actriz o cualquier otra cosa, hay una persona corriente que, como todas las personas necesita gente con la que compartir el resto de los días.
Todo el mundo necesita un apoyo, una persona que esté ahí para ayudarte en tus momentos dificiles, al igual que para felicitarte y celebrar contigo tus victorias.
Sara, después de darse cuenta de todo esto, decidió cambiar, obviamente no dejó la danza, pues es su pasión, pero decidió reconciliarse con su familia, volvió a hablar con muchas de sus anteriores amigas y, por supuesto, hizo muchas nuevas amistades.
Decidió seguir dedicándose al mundo de la danza, pero a tiempo parcial, compartiéndolo todo con su familia y amigos.
ANTONIA MARI, 2ºA
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